martes, 3 de junio de 2008

Integridad Castrence

Integridad Castrense



De pronto la ciudad de Nuevo Laredo se transforma en un cuartel militar. Se colocan en puntos estratégicos que cuando uno se da cuenta es porque ya se encuentra uno rodeado de un buen número de soldados. Al primer sospechoso lo hacen orillar su auto para inspeccionarlo de arriba-abajo. Son amables, pero prestos a disparar en cualquier movimiento sospechoso que pueda ponerlos en peligro. Se trata de operativos en contra del Narcotráfico y portación ilegal de armas de fuego.

Logro entrevistar a tres de ellos. Son jóvenes. De entre 20 y 26 años. Me hablan de sus familias, del porqué el Ejército fue su única opción para estudiar y trabajar a la vez que ganar dinero.

Me hablaron de sus miedos. Miedo a que en algún enfrentamiento contra el narco, acabe con sus vidas. Miedo a que su comandante o general se venda a los narcotraficantes y los traicione. Miedo a recibir un tentador ofrecimiento económico por parte de los Zetas.
“Yo no tendría miedo de enfrentarme a los Zetas si estos no tuvieran el entrenamiento que tienen. Los fundadores de ese grupo son exmilitares mexicanos que fueron bien entrenados en el extranjero en inteligencia, comunicaciones, tácticas, desplazamiento por aire, mar y tierra. Formaron parte de las fuerzas especiales. Usan armas difíciles de conseguir en el mercado negro… hasta bazucas antitanque…”

“… y contratados por el Cartel del Golfo como sicarios, se han vuelto más violentos y diestros…”
Pero ustedes están entrenados para matar, igualmente –afirmó.

“A nosotros no se nos entrena para matar ni para hacer chingaderas. Se nos entrena para defender a la nación y a la población. Pero si para defender hay que matar, seguro que lo haremos, aunque a la postre esto ataque nuestra conciencia o nos convierta en seres violentos. Quisimos ser soldados, ahora hay que estar dispuesto a ello.”

¿Han estado ya en algún enfrentamiento?

“Yo sí. He estado en tres enfrentamientos y créame, no es nada gracioso…” –lanza una sonrisa irónica.

“Lo que más puede es que uno tenga que exponer la vida por culpa de los políticos que nos dejaron este país así, por aquellos gobernadores y procuradores que dejaron entrar por la puerta grande a los narcos.”

“Los narcos son como los gremlins, si llegan a mojarse, de él salen 10 ó 20” –sonreímos.

¿Qué opinan de esos desertores del ejército que ahora prestan sus servicios como sicarios para el narco y que formaron la organización delictiva que ahora se les conoce como los Zetas?”
“Que son unos pendejos” –dijo uno sin morderse la lengua.

“Si, eso –confirmó el de al lado.- ¿Si los más poderosos, como Oziel Cárdenas que los contrató como su escolta y grupo de ajuste de cuentas, cayó… qué no van a caer ellos? Ya ve, la carrera delictiva no dura mucho tiempo. Y yo prefiero servir a mi país aunque se me pague poco, pero vivir tranquilo con mi familia y no llevar una vida de persecución. Habrá quienes acepten traicionar al Ejército y a su patria ante la disyuntiva de venderse al narco o morir enfrentándolos. Ojalá y mis demás compañeros soldados, así como todo civil, opte por preservar los buenos principios.”

El tercero guardó silencio.
Nos despedimos con la esperanza de que esta lucha contra la delincuencia organizada termine pronto para beneficio de la tranquilidad e integridad de nuestras familias.

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