sábado, 2 de mayo de 2009

Joliwud en México

JOLIWUD EN MEXICO.

Por: Anselmo Bautista López.


Corríjanme si me equivoco. Si no recuerdo mal fue en los años ochentas, Hollywood (pronúnciese joliwud) se inclinó por desarrollar películas con temas de epidemias y pandemias en la que se describen de manera detallada cómo se expande el contagio por el mundo de persona a persona por medio del saludo de manos o estornudos donde pequeñas partículas de saliva salen al hablar sembrando en el futuro inmediato un terror a las mismas.


En una de estas películas (no recuerdo título ni actores) un sujeto entraba al cine infectando a los asistentes con sus estornudos, el virus se propaga, además, por los conductos de aire acondicionado del cine regándose por toda la ciudad. Más adelante, uno de los infectados toma un avión. Contagia a los pasajeros de la enfermedad y así el virus se convierte en un viajero que traspasa fronteras.


El cine de éste género fue evolucionando hasta transformarse en el esquema de guerras bacteriológicas e intrigas internacionales.


México vive hoy día una de esas películas mal hechas que está transformando radicalmente nuestras costumbres de vida diaria por la emergencia sanitaria y que a cada momento se nos informan las nuevas medidas a tomar para prevenir el contagio.


La reacción humana se desata de inmediato: unos se han inclinado por el pánico que hasta no se atreven a salir de casa, otros a descifrar lo que hay detrás de todo esto formulando la hipótesis de que todo es un montaje con intereses subterráneos. También están los del otro extremo: la típica reacción del ciudadano de “El País Donde No Pasa Nada”, reacción del valentón, el de muchos “wuevos”, el valemadrista.


Es muy difícil lidiar con cosas invisibles: es decir, lidiar con la idea de que en efecto sea todo un montaje joliwudense y lidiar también de que efectivamente estamos frente a un mortal agresor que no tardará en infectarnos..


En mi opinión, y tomando como fundamento las recomendaciones dictadas por la Secretaría de Salud, no hay motivo para tener pánico ni siquiera temor a infectarse. Únicamente lávese las manos constantemente, igual la cara, estornude en el interior del brazo a la altura del codo y no escupa en el suelo, y de paso no tire basura en la vía pública y barra el interior de su casa y también la banqueta y si puede el trozo de calle que le corresponde. Hágalo constantemente aunque todo esto de la influenza porcina sea una farsa.

Ya México carga sobre sus hombros el reconocimiento de un país donde secuestran y matan, además de que es uno de los más corruptos. Y por si fuera poco con esto de la influenza nos han marcado como “cochinos”.

Es decir, somos el país donde supuestamente brota la influenza porcina. En otras palabras, la gripe de cochino, o sea la gripe del marrano, cerdo, puerco.

Si todo es una farsa, gracias Calderon por llevar al mundo esta imagen de cochinos.

Si todo es verdad, que el espantoso virus existe, gracias al Secretario de Salud por decirnos que no seamos cochinos y que nos lavemos las manos, que no escupamos en la calle, que nos lavemos la cara, que nos tapemos la boca. En otras palabras, que seamos más limpios.

Cuesta reconocerlo, cuesta trabajo reconocer la alusión, pero desgraciadamente muchos conciudadanos son así: marranos. Y es que a pesar de estas señales, sigo viendo calles sucias, escupitajos, sigo viendo a valemadristas orinar en la vía pública, sigo oliendo bocas apestosas.

En fin, hagamos caso a las recomendaciones de salud ya no por el famoso virus, sino por higiene y digamos adiós al virus mexicano y proyectemos otra película joliwudense que nos quite los motes de criminales, secuestradores, de corruptos y de marranos.

¿Oin?


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