lunes, 27 de abril de 2009

Veni Sancte Spiritus


Veni Sancte Spiritus

Por: Anselmo Bautista López.


Lord Headhorns llegó a casa con su séquito de cacería. Al entrar escuchó un grito: ¡Tally-ho!, mismo grito que usan los jinetes para azuzar su cabalgadura y sus perros en persecución de la presa.


Milord fue directo a la recámara de donde provino el grito. Tal fue su sorpresa al ver a lady Lostpanties, su mujer, cabalgar sobre el robusto mocetón Dildoes, encargado de la crianza de las aves. Guardaba una posición decúbito supino, o sea, tirado de espaldas, el cual era espoleado por la jinete para apresurarlo en su “menealo”.


Siendo Dildoes de clase inferior a milady, siempre debía mantener un Low Position, por eso ella siempre se ponía On top. O sea, él abajo y ella, arriba. Por la confianza de la relación, el joven quiso asumir la única posición que la iglesia y su religión le permitían:


“The sexual posture in which the male lies over the female between her spread legs”


O sea, “el misionero” para entendernos mejor. Confiaba en que milady, asidua cooperadora de las misiones humanitarias e intachable altruista, aceptaría por eso.


- Hay Clases sociales, jovencito – negó la idea la exigente dama, milady Lostpanties. Y siguió On top.


Lord Headhorns la vio así y lanzó todas las maldiciones heredadas quizá de Shakespeare.

-¡Be bloody! ¡Spurious incarnate! – exclamó. ¡De esto tiene toda la culpa Mr. Shaw, con sus malditas obras que ha escrito sobre la libertad de la mujer! Y blandiendo su espada, añadió.- Pero dejo de llamarme Headhorns si no pongo fin a esto ahora mismo.


Y así, resuelto a paso apresurado entró a su despacho donde redactó una carta al Times con copia a la CNN y otra a Ventaneando y la Oreja, así como al Vaticano, exigiendo que se negara el permiso a Bernard Shaw para estrenar sus obras en Broadway o en el Convent Garden.

Algunos renglones de su carta:


“Acciones como la de lady Lostpanties, digo yo, son las que han contribuido a la decadencia de Occidente, incluido El Moquetito, Tamaulipas. Hago una respetuosa exhortación al Occidente para que no decaiga más.”


La prudencia es entre las cuatro virtudes cardinales una de las más ausentes dentro de la Iglesia Católica. Lo digo porque la paloma del Espíritu Santo no aletea sobre algunos pelados… (perdón, quise decir: prelados). Esto hace que se metan en líos de los cuales no saben cómo salir. Como dijera Nietzsche, después del primer error sobre viene el otro y luego el otro.


Yo digo que estos jerarcas deberían levantarse y antes de que salga el sol recitar la hermosa oración llamada “Veni Sancte Spiritus”, compuesta en el siglo XIII por el arzobispo de Canterbury, Stephen Langton. En la cual se pide la presencia del Espíritu Santo para que su luz ilumine nuestra palabra y nuestras obras.


Veni Sancte Spiritus

Veni Sancte Spiritus et emite caelitus lucis tuae radium

Veni pater pauperum, veni dator munerum, veni lumen cordium.

Consolator optime, dulcis hospes animae, dulce refrigerium.

In labore requies, in aestu temperies, in fletu solatium.

O lux beatissima, reple cordis intima tuorum fidelium.

Sine tuo numine nihil est in homine, nihil est inoxium.

Lava quod est sordidum, riga quod est aridum, sana quod est saucium.

Flecte quod est rigidum, fove quod est frigidum, rege quod est devium.

Da tuis fidelibus in te confidentibus, sacrum septenarium.

Da virtutis meritum, da salutis exitum, da perenne gaudium.

Amen, Alleluia.


Para los que no sepan latín, permítanme traducirlo:


Ven Espíritu Santo.

Ven Espíritu Santo y desde el cielo envía un rayo de tu luz.

Ven padre de los pobres, ven dador de las gracias, ven luz de los corazones.

Consolador óptimo, dulce huésped del alma, dulce refrigerio.

Descanso en el trabajo, en el ardor tranquilidad, consuelo en el llanto.

Oh luz santísima: llena lo más íntimo de los corazones de tus fieles.

Sin tu ayuda nada hay en el hombre, nada que sea inocente.

Lava lo que está manchado, riega lo que es árido, cura lo que está enfermo.

Doblega lo que es rígido, calienta lo que es frío, dirige lo que está extraviado.

Concede a tus fieles que en Ti confían, tus siete sagrados dones.

Dales el mérito de la virtud, dales el puerto de la salvación, dales el eterno gozo.

Amén, Aleluya.


Todo lo anterior es porque un prelado con toda ligereza sin medir los alcances de sus declaraciones ni los efectos de estos, dice saber dónde vive tal o cual capo de la droga. Cuando ha comprendido que la “embarró” se desdice diciendo que no dijo, que no dice y que no dirá nada, que ha quedado incluso loco, ciego, sordo, mudo como si interpretara a Shakira.


Otro lanzó sus orgullosas llamas de dragón al aire diciendo que hay gobernadores y alcaldes comprometidos con el narcotráfico. Exige sin más que la autoridad los persiga. ¡Alto ahí! Le dice su conciencia y se cuida de no dar nombres, lo cual sería su deber como ciudadano y protector de su grey.


No dudo que la Iglesia Católica haya tenido en México, entre sus jerarcas, a muchos que eran verdaderas luminarias. Ahora sólo tiene algunos que con afán las buscan para lucir en forma personal.


Lo cual me hace entender que curas tales, y otros aún de peores manías, son de gran utilidad para la iglesia, y hasta necesarios, pues ayudan a que los fieles los vean como más humanos y eso los acerca a ellos. Aunque esta idea no es mía, sí lo es del Secretario General de la Conferencia del Episcopado Mexicano, quien al preguntarle un periodista si las acciones de los sacerdotes pederastas alejan a los fieles de las parroquias, respondió convincente:


“Entre más humano nos vean, más nos van a apreciar”


Dicho que tuvo que ser aclarado, necesariamente por el Episcopado, y es que el vocero seguramente no estaba en sus cabales.


Como dijera el refrán: “Calladitos se ven más bonitos”.


Y es que todo esto me parece sacado de un método de mercadotecnia al estilo PG, donde no importa lo que se diga siempre y cuando se esté presente, en este caso, la Iglesia.

Diciéndolo en otras palabras:


Una fábrica de cauchos elabora condones y chupones para bebé. En la línea de condones un dispositivo perfora fina e imperceptiblemente uno de cada 10 condones. Pregunto muy intrigado al gerente: ¿Por qué agujeran así esos condones?. El mandamás responde: “No podemos dejar que se nos caiga la venta de chupones”.



________________________________________________________
Publica gratis tu libro aqui

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario.

Motor de Búsqueda Sinopsis

Búsqueda personalizada